Casi todos recordamos con cariño a nuestros abuelos. Las personas que hayan tenido la suerte de crecer junto a sus abuelos, sin duda, reconocerán este sentimiento. Hoy en día, esta figura es aún más importante, porque han surgido nuevas necesidades de apoyo debido a cambios sociales.
La industrialización, la incorporación de la mujer al mercado laboral, los problemas de conciliación, los cambios generacionales, el aumento de la esperanza de vida…Son muchos los cambios que ha experimentado nuestra sociedad a lo largo de los últimos años que han hecho que las estructuras y dinámicas familiares cambien y que el papel de los abuelos sea más relevante.
Pero su peso en el engranaje familiar no es, ni mucho menos, únicamente organizativo. En muchas ocasiones pueden actuar como “segundos padres” de los nietos, al pasar mucho tiempo con ellos, y aportar visiones diferentes, menos condicionadas que las de los padres, a la hora de afrontar los problemas o preocupaciones de los niños. También es destacable su función mediadora a la hora de afrontar conflictos entre padres e hijos, así como su capacidad de escucha, al disponer de mayor tiempo y menos presión de la que sufren los padres.
Pero no lo decimos solo nosotros, lo dice la ciencia. Un estudio de la Universidad de Boston asegura que los niños que tienen más relación con sus abuelos tienen menos depresiones y que su influencia en los nietos redunda en un bienestar psicológico que perdura hasta la edad adulta. De este modo, resulta fundamental trabajar por reforzar los vínculos cualitativos entre abuelos y nietos, ser conscientes y aprovechar sus historias de vida.
Los abuelos, además, transmiten los valores familiares entre generaciones, aportan cariño, atención, tranquilidad y seguridad a los niños que ven reforzada su autoestima. Unos beneficios que son bidireccionales, ya que la relación entre abuelos y nietos también conlleva muchos aspectos positivos para los mayores.
Si crecer no es algo sencillo, hacerse mayor, tampoco lo es. Afrontar el paso de los años con optimismo es algo en lo que trabajar y los nietos también ayudan mucho en este proceso. Los mayores se sienten útiles ejerciendo un rol importante; los niños y jóvenes además aportan alegría a los mayores, ocupan su tiempo y rompen su rutina, entre otras muchas cosas.
En Los Llanos Vital, desde nuestros inicios, apostamos por estas relaciones, y una parte fundamental de nuestro desarrollo y valor como Centro es el Programa Intergeneracional que llevamos a cabo, en el que se ponen en marcha diferentes actividades que fomentan la relación entre generaciones, porque todos, cada uno en su edad, condición y vivencia, tenemos mucho que aportar a los demás.
El próximo 20 de octubre además tendrá lugar nuestra VII Milla Intergeneracional Siempre Vital en la que cientos de participantes correrán en la Rosaleda de Alpedrete para reivindicar el papel y la importancia de las personas mayores de 65 años. Las inscripciones ya están abiertas, así que os animamos a todos a participar. ¿Acaso se os ocurre un mejor plan que dedicar una mañana a correr por nuestros mayores?